Las medidas financieras del gobierno Collor hicieron con que miles de personas tuviesen que cambiar los planes. En medio de tantos problemas políticos, faltaba espacio en la prensa para hablar de las personas que perdieron sus empleos, sus familias o mismo sus vidas. La periodista Fernanda Zandonadi cuenta, 20 años después, en una entrevista en un periódico brasileño, como fue trabajar en medio aquella época de convulsiones políticas:
“De las cosas que recuerdo acerca de ese momento, además de las conferencias de prensa con la ministra Zelia Cardoso de Mello, que acompañábamos por la televisión, son las historias a menudo triste, a veces trágica, de las personas que perdieron su dinero, retenido en planes de ahorro y cuentas corrientes.
Tuvimos que 'perseguir', como dijo nuestro director, la historia del estudiante de ingeniería que debía embarcar el mes siguiente para hacer un doctorado en Europa. Pero, ¿cómo hacerlo si el dinero estaba congelado para que la inflación no lo redujera? Cuando los tribunales decidieren desbloquear el dinero del alumno, la universidad de destino ya había cancelado su matrícula.
¿O cómo contar la historia del trabajador jubilado, que retiró todo el fondo de garantía, vendió todos los bienes y los quería aplicar en su propio plan de negocios, pero la crisis vino antes? ¿O las personas que obstruyeron la justicia con acciones legales para conseguir la liberación de sus ahorros para pagar por los tratamientos médicos, para viajar, para visitar a familiares en el extranjero? Los informes eran muchos. Y triste. Las personas se suicidaron porque no podían tener se única posesión, el dinero que fue confiscado por el Plano Collor.”
“De las cosas que recuerdo acerca de ese momento, además de las conferencias de prensa con la ministra Zelia Cardoso de Mello, que acompañábamos por la televisión, son las historias a menudo triste, a veces trágica, de las personas que perdieron su dinero, retenido en planes de ahorro y cuentas corrientes.
Tuvimos que 'perseguir', como dijo nuestro director, la historia del estudiante de ingeniería que debía embarcar el mes siguiente para hacer un doctorado en Europa. Pero, ¿cómo hacerlo si el dinero estaba congelado para que la inflación no lo redujera? Cuando los tribunales decidieren desbloquear el dinero del alumno, la universidad de destino ya había cancelado su matrícula.
¿O cómo contar la historia del trabajador jubilado, que retiró todo el fondo de garantía, vendió todos los bienes y los quería aplicar en su propio plan de negocios, pero la crisis vino antes? ¿O las personas que obstruyeron la justicia con acciones legales para conseguir la liberación de sus ahorros para pagar por los tratamientos médicos, para viajar, para visitar a familiares en el extranjero? Los informes eran muchos. Y triste. Las personas se suicidaron porque no podían tener se única posesión, el dinero que fue confiscado por el Plano Collor.”
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